Discreción
Era un señor que logró tener mucho dinero, pero su esposa, aunque bellísima, nunca dejó de ser muy mal educada. En cierta ocasión los invitan a casa del Embajador de Francia a una cena. Él, muy preocupado por su imagen dice a la esposa:
- > SEÑOR: 'Cariño, por favor, hoy en la cena, ¡compórtate!, no vayas a decir groserías ó a decir alguna barbaridad, quiero que seas discreta, ¿me puedes complacer en eso?'
- > SEÑORA: 'Sí tranquilo, no te voy a hacer quedar mal.'
- Esa noche la esposa realmente se esmeró y lucía más radiante que nunca. La cena comienza y justo cuando se sirve la entrada, la mujer comienza a rascarse tímidamente la oreja.
- > SEÑOR: 'Mi amor,¡compórtate!'
- Ella asintiendo con la cabeza, baja su mano y sonríe levemente.
- Al servirse al plato fuerte, la mujer nuevamente lleva su dedo meñique a la oreja y rasca, ahora con más fuerza.
- > SEÑOR: 'Mi amor, te pedí discreción, ¡discreción..!'
- Esta vez un poco irritada, la mujer baja la mano, cierra por un momento los ojos y aprieta los puños en señal de disgusto.
- Ya para terminar, al servirse el café, sin ningún recato, la mujer se rasca abiertamente la oreja
- > SEÑOR: '¿Qué, no puedes ser discreta?'
- > SEÑORA: '¡Que más discreción quieres, si lo que me pica es el culo!'
Envie este chiste a un amigo
|